viernes, 18 de mayo de 2012

CANTAR DE LOS CANTARES. 6,4-12.



Él.          4Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
               igual que Jerusalén tu hermosura;
               terrible como escuadrón
               a banderas desplegadas.
               5¡Aparta de mí tus ojos, que me turban!
               Tus cabellos son un hato de cabras
               que se descuelgan
               por las cuestas de Galaad;
               6y la hilera de tus dientes
               como un rebaño esquilado,
               recién salido del baño:
               cada oveja con mellizos
               y ninguna sin corderos.
               7Tus sienes, por entre el velo,
               dos mitades de granada.
               8Si sesenta son las reinas,
               Ochenta las concubinas,
               Sin número las doncellas,
               9una sola es mi paloma, sin defecto;
               una sola, predilecta de su madre.
               Al verla, la felicitan las muchachas,
               y la alaban las reinas y concubinas.
ELLAS  10¿Quién es esa
               que se asoma como el alba,
               hermosa como la luna
               y límpida como el sol,
               terrible como escuadrón
               a banderas desplegadas?

                            II

ELLA    11Bajé a mi nogueral
               a examinar los brotes de la vega,
               a ver si ya las vides florecían,
               a ver si ya se abrían
               los botones de los granados;
            12y, sin saberlo,
             me encontré en la carroza
             con mi príncipe.

6,4-10 Éste es un poema trascendente, con un término dudoso repetido al principio y al fin: degalim. Su significado propio es militar: banderín o estandarte que agrupa una compañía o un escuadrón. Si estamos en tierra, son las tropas amenazantes que defienden las dos capitales. Si estamos en el cielo, donde los astros son los ejércitos de Dios, los escuadrones son las constelaciones. En honor de la amada abarca el poema las dos capitales y el mundo celeste. Así entra en el libro el tema importante del terror, que con la fascinación, compone los dos polos del amor. La amada es bella, todas lo reconocen; pero es terrible y turba. El amante se refugia en la belleza, brevemente, como reprimiendo la turbación. Pero la alabanza final recoge el tema del terror y lo exalta a dimensión estelar. También opone el poema el amor único y exclusivo al harén real. Un tema que retornará al final, 8,11s.

6,4 Tirsá fue capital del reino del norte hasta mediados del siglo nono. Su nombre significa "Agradable".

6,5-7 Repite un fragmento de 4,1-5.

6,8 Puede compararse con Sal 45,10.

6,9 El hebreo insiste por paralelismo "que la dio a luz". No creo que signifique que no ha tenido otras hijas, sino que expresa enfáticamente la predilección.

6,10 Quizá se haya inspirado en este verso la visión de la mujer celeste de Ap 12,1.

6,11-12 No sé con seguridad si habla ella o él. Nadie ha logrado averiguar quién es el misterioso Ami-nadab. Queda ancho espacio para conjeturas. 

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